sábado, agosto 01, 2009

La mañana siguiente...

No hay nada más feliz que despertar en las mañanas, cuando no sabes qué viene al día siguiente, cuando no sabes qué te depara el futuro; contrario a la imposibilidad del cambio, cuando las cosas vienen ya predeterminadas, no hay nada más feliz que despertar en la mañana, cuando te das cuenta de que tras años dando vueltas sobre el mismo eje, fuiste capaz de salir y disfrutar la libertad; sólo caminas, respiras, tomas la hoja que tenía tu nombre, un calendario y muchas notas al lado; no hay nada que te haga más feliz que despertar en la mañana y tener en tus manos tu propio destino.

martes, febrero 03, 2009

La tristeza de la discordancia...

Si fuera fácil ser feliz, ninguna gracia tendría serlo; si fuera difícil ser feliz, probablemente muy pocos lo lograrían, y la esperanza de cada uno dependería exclusivamente de fuerza de voluntad y suerte, porque de acuerdo a la experiencia de cada uno nos sentimos más o menos cerca de ese punto, y nos despedimos del día con una sonrisa, amargura, expectación o negativismo, todos los días distintos, o todos los días iguales, dependiendo de lo voluble del carácter y la distancia...que ya lo dije, pero no puedo dejar de pensar en eso porque cada día te veo más lejos, y cada mañana, tarde y noche veo la misma distancia, que se siente como algo en aumento si razonamos que el tiempo entrega sabiduría y la sabiduría es un camino a la plenitud. Y el tiempo no me entrega mucho, más que canas y kilos, y una que otra frase repetida, y diluye mis experiencias en vastos años que cada vez se hacen menos significativas. Qué fácil es caer y que difícil es pararse, pero aún más difícil es mantenerse de pie, cuando toleras con una fuerza ínfima las sacudidas que te entrega la vida, y cuando aprendes que la buena suerte viene de a rachas y jamás se estabiliza, cuando quieres vivir en paz y mantener una buena vida, pero por otra parte te pena la rutina y esa espiral de mirar el mismo mundo, despertar todos los días con el mismo sueño, y acostarse todas las noches con la misma decepción.

viernes, agosto 15, 2008

La vida del caracol...

No es tan difícil volver a escribir lo mismo que anoche. Llevo tanto tiempo criticando cada segundo de mi vida que no es difícil volver a escribirlo. Entonces miro por la ventana y veo que amaneció, y un cielo azul que invita a la esperanza. Salgo de mi casa y veo el mundo corriendo, y casi, casi logro sonreír, cuando me veo nuevamente escribiendo lo mismo que escribí anoche.

viernes, julio 04, 2008

La cara oculta...

Ten cuidado conmigo.
Porque me aburrí de mirar las cosas de lado, porque me aburrí de aceptar tus convicciones, porque me aburrí de vivir dentro de las mentiras.
Ten mucho cuidado conmigo.
Porque aún tengo un espíritu valiente, y honesto, y no quiero caer en juegos otra vez.
No me muestres tu cara oculta, que oculta jamás fue; no me muestres tu cara sonriente, porque las sonrisas sólo tienen una base en la sanidad mental; lo siento tanto, pero no creo en la alegría paliativa, mucho menos, pero mucho menos, cuando con pocas palabras tienes la posibilidad de llegar tan lejos.
Así que, ten mucho cuidado conmigo, que no hay cariño que enmascare mentiras, ni rencor que tolere la verdad.

jueves, junio 26, 2008

Cuenta hasta tres...

Un, dos, tres... y el mundo está al revés. El tiempo que demoran las cosas en cambiar, es infinitamente proporcional a la importancia que el cambio tenga. Que los minutos son equivalentes a las horas y a los días y años, por la inmensa subjetividad que el tiempo tiene. No alcanzas a contar y no estás en tu lugar, ni está tu gente... un, dos, tres, y qué vendrá después. La ansiedad te siente, te come y te traga; el tiempo oscila rápidamente, los intentos por frenar son inútiles...y no alcanzas a contar, y ya no estás en tu lugar, ni está tu cara, ya cambiaste tanto...y te miras al espejo, y has crecido, sí, has crecido mucho, a veces tristemente proporcional a los problemas, y todo lo que viene... un, dos, tres, ya lo ves; un, dos, tres, lo que viste al final del camino, está a tus pies; tres, dos, uno, cuidado: en el pasado, de lo que buscas, ninguno. Nunca cuentes para atrás, porque respuestas encontrarás jamás.

lunes, junio 09, 2008

Las mil caras del sol...

Siendo alrededor de las 2 de la mañana, acortando al mínimo mis horas de sueño, me hallo escribiendo aquí, tras intentos infructuosos de dormir, tales como los intentos infructuosos de mantenerme despierto que claramente, son más frecuentes.
Mientras escuchaba música me puse a pensar en que no todo puede ser tan malo. Y que, aproximadamente el 97% de lo posteado en este blog, se trata de autocrítica o de alguna visión pesimista hacia el mundo. O de mi personalidad que mira el 99% de las veces el vaso vacío o medio vacío. Y, siendo justo con la realidad, no todas las cosas han salido mal. Y al parecer, hay gente que lo valora. O sea, no habrá salido todo bien, pero salió prácticamente todo, y si bien no me acuerdo de los criterios de la artritis reumatoide, ni logré sistematizar a la perfección las jornadas de la SOCEM, ni tengo los tantos trabajos que alguna vez quise hacer, ni hice las horas de posta para "aprender más", no puedo seguirme quejando por una vida que está bastante bien. No sé, a lo mejor me mata un poco el tema de no salir, o de sentir la fuerza del anillo tan chico..jajajaja...pero vamos, no puedo seguir repitiendo que la vida es una mierda, si para mi no la ha sido, si tengo una polola, familia, y amigos que me quieren, gente que me valora y respeta, o que al menos me soporta! (siendo eso ya difícil), estando a punto de terminar una carrera que mal que mal no es fácil, y con bastantes sonrisas adquiridas en un año y medio de internado. Y experiencia también. Porque el sol tiene muchas caras, y las sonrisas son comprables con tan poco esfuerzo e incluso canjeables por una propia. Y tampoco puedo quejarme de que no he aprendido nada de la vida, y que sigo cometiendo los mismos errores, porque si así fuera no tendría a nadie y veo que no es así, que el apoyo es algo super grande, y que vivir vale la pena. Y harto. No es que en algún momento me pasara el rollo de matarme ni nada similar, pero en los momentos de pena, es fácil pensar en todo lo que no se hizo perfecto y todo lo que no se alcanzó a hacer, que para este mundo corresponde a millones de cosas; pero lo repetiré, el sol tiene muchas caras para mirarte y para que lo mires, y quizás algún día me enseñe a valorar cada buen momento como válido como motivo para estar aquí. O quizás ya empezó a enseñármelo.
Adiós.

domingo, junio 01, 2008

La única diferencia...

Ayer en esas conversaciones de sábado por la tarde, te dije que habías cambiado.
Me cuestioné también, sobre qué había cambiado en mi.
Varios kilos más, algo más de experiencia, bastantes más rabias, una que otra pelea, problemas más, problemas menos, alegrías más y alegrías menos. La SOCEM, el último año. Mi papá. Mis hermanos. El Congreso. En fin, tiempo ha pasado desde que nos conocimos, en circunstancias tan distintas a nuestra realidad que difícilmente se cree. Y se lo contamos con gracia al que viene detrás en el auto.
Así que yo no tengo corazón. No creo no tener corazón; yo sé que jamás me crees lo que siento por alguien que no sea cercano a mi, pero también siento compasión por la gente que sufre, por la gente enferma, en un sistema que es malo-malo, con gente fría-fría dando vueltas por un lugar tétrico-tétrico. A mi también me dan penas las cosas. Aunque bromee y sea cruel, aún así, más de una lágrima he derramado por una persona x, que ya no lo es (o era) tanto.
Pero igual. Esa es una gran diferencia. ¿Será la única quizás?
Será la carrera, porque no habría sido una sino miles de lágrimas derramadas al ver tanto sufrimiento. Y la investigación, y los trabajos, y la competencia, y todos quieren ser mejores que el de al lado, y algunos te estiran la mano pero otros te empujan al vacío. Me carga tanto, sabes. Te vuelve frío. Y si en algún momento una lágrima tuya o de algun consanguíneo era inevitablemente equivalente a una mía, y ya no pasa, esa es la única diferencia: doctor, tengo todos los síntomas de un trozo de hielo en mi corazón; y no quiero morir indiferente.